Para el especialista Meir Javedanfar, nacido en Teherán, “el golpe dado por Israel a la cúpula de seguridad iraní es una humillación tan grande como fue para el general Galtieri la derrota en Malvinas”, y no descartó que, como represalia, el régimen de los ayatollahs decida ahora avanzar definitivamente hacia la construcción de su bomba atómica.
Javedanfar es miembro de la comunidad judía-iraní, que aunque mermó notablemente luego del triunfo de la Revolución Islámica en 1979, sigue siendo la más numerosa en Medio Oriente, fuera de Israel, con más de 8000 miembros, según el censo de 2021. Incluso la Constitución le garantiza a los judíos una banca en el Parlamento.
Pero eso no significa que la vida haya sido sencilla para ellos. La familia Javedanfar emigró como refugiada a Gran Bretaña en 1987, cuando Meir tenía 13 años. Allí se especializó en Relaciones Internacionales, trabajó como analista para la BBC Persa y coescribió el libro La esfinge nuclear de Teherán: Mahmud Ahmadinejad y el Estado de Irán. Desde hace 21 años vive en Tel Aviv, donde dicta cursos y conferencias sobre Irán en la Universidad Reichman.
Desde Tel Aviv, Javedanfar mantuvo un diálogo telefónico con LA NACION sobre el impacto del bombardeo israelí y las posibles respuestas del régimen islámico.
-¿Cuál es la situación en Irán tras el descabezamiento de la cúpula de seguridad?
-El régimen iraní está en shock porque con la eliminación de tantos comandantes, jefes de seguridad, del Ejército y también del programa nuclear, Israel mostró que tiene una inteligencia muy precisa del movimiento de cada autoridad iraní. La mayoría fueron abatidos en sus casas mientras dormían. Además, están preocupados porque no ignoran que cada decisión que tomen, Israel la va a saber. El Mossad dio muestras de que está presente en Teherán. El régimen islámico jamás había sufrido una humillación tan grande.
-¿Y qué pasará ahora?
-Rearmar esa cúpula va a llevar tiempo, pero el ayatollah Ali Khamenei ya advirtió que dará “un castigo severo” a Israel. Y no tiene otra opción ante su pueblo.
-¿Cómo vive la gente este conflicto?
-Yo hablo con amigos en Irán y están todos muy golpeados por la crisis económica, con una inflación anual del 84%, la electricidad se corta unas tres horas por día y es imposible acceder a muchos medicamentos. El expresidente Hassan Rouhani estimó que entre 2011 y 2023 las sanciones económicas a Irán por su programa nuclear costaron casi dos billones de dólares. Todo esto sucede en un país que la gente sabe que tiene la segunda reserva probada de gas natural más grande del mundo, solo superada por Rusia, y también el segundo yacimiento de petróleo más grande.
-Pero el gobierno busca concientizar a la gente de que se trata de una especie de “cruzada” contra Occidente, sus valores decadentes, y una lucha por la autonomía e independencia de Irán…
-En 1980 cuando Irak declaró la guerra contra Irán, la gran mayoría del pueblo iraní estaba dispuesto a sacrificar su vida y bienestar por su país. Pero después de 45 años de vivir bajo de un régimen que ha robado y ha matado su gente, la gran mayoría del pueblo iraní no está dispuesta a sacrificar nada por este programa nuclear que ha causado tanto daño para ellos. Entonces, esta vez el régimen está solo, no tiene el apoyo del pueblo. Este ataque israelí se da en una situación muy similar a la derrota de Malvinas para Galtieri, una humillación muy grande para un país cuya economía está muy deteriorada.
-¿Y cuáles son las fortalezas que tiene en este momento Irán para responder al ataque?
-Cuentan con misiles, con drones, tienen a la milicia hutí en Yemen, grupos criminales en Suecia y Alemania y terroristas en América del Sur. No hay dudas de que Irán sigue siendo un peligro y una amenaza muy grande. Aunque por ahora ha quedado muy debilitado, creo que solo es una cuestión temporal de uno o dos años.
-Mirando la experiencia del ataque en la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y la AMIA en 1994, ¿cree que hay riesgo de una represalia en América Latina?
-No puedo descartarlo, pero no es como en aquellos años. Hoy Irán no puede contar con la milicia de Hezbollah ni con el apoyo de Bashar al-Assad en Siria. No es la misma situación.
-¿Y cómo cree que seguirá la polémica por la cuestión nuclear?
–Yo no descarto que finalmente haya un acuerdo, aunque sea algo secreto. Por supuesto que no imagino al presidente iraní viajando a Washington a firmar nada. Pero puede ser que bajo tabla haya un pacto de no avanzar. Y otro escenario que no puede ser descartado es que decidan avanzar hacia la construcción de armamento atómico en algún lugar secreto. Tienen bastante uranio enriquecido al 60% y están a un paso del 90% necesario para una bomba. Este es el escenario que más preocupa al Estado de Israel. Usted me podrá decir: ‘Hay muchos países que tienen armas nucleares’. Pero este es un vecino que está a 1700 kilómetros de la frontera y que tiene el objetivo explícito de destruir a Israel. Por eso no es lo mismo.
-Por último, llama la atención la precisión quirúrgica con la que Israel ataca en Irán si se la compara con las miles de víctimas civiles que está teniendo la guerra en Gaza, y que han provocado tantas protestas en todo el mundo. ¿Por qué tanta diferencia?
-Creo que hay dos cuestiones. La primera, es el factor sorpresa. En el caso de Hamas, fueron ellos los que sorprendieron a Israel y ya sabían cómo y dónde esconderse. En Irán, fueron las fuerzas israelíes las que sorprendieron con su ataque. Por otro lado, los comandantes iraníes asesinados tenían una vida pública, daban conferencias de prensa, hablaban por teléfono y dormían en sus casas. Por eso, en algún sentido, eran un objetivo más sencillo. No es ese el caso de los jefes de Hamas que se esconden entre la población civil, y en sus túneles. En la pequeña Franja de Gaza hay 11 redes de túneles con una longitud total de 400 kilómetros debajo de las casas, hospitales y escuelas. Por eso, Hamas sigue siendo un enemigo muy difícil de enfrentar.