La industria aeronáutica mundial vuelve a posar su mirada crítica sobre Boeing. El reciente accidente de un 787 Dreamliner en India no es un hecho aislado, sino el último eslabón de una cadena de sucesos que puso en jaque la reputación del fabricante estadounidense y genera interrogantes sobre sus estándares de seguridad y producción. La caída de las acciones de la compañía en Wall Street tras el último evento es un claro signo de la situación que atraviesa.
El avión de bandera india se estrelló pocos minutos después de despegar de la ciudad de Ahmedabad, con 242 personas a bordo. La aeronave, con destino al aeropuerto londinense de Gatwick, se precipitó en una zona poblada cercana al aeropuerto indio y recordó otras tragedias recientes.
Este nuevo suceso se suma a una lista preocupante que incluye los siguientes accidentes:
Antes de la seguidilla de eventos de 2024, Boeing ya enfrentaba una profunda crisis de calidad derivada de dos accidentes mortales de su modelo 737 MAX ocurridos en 2018 y 2019. En estos siniestros perdieron la vida un total de 346 personas.
Estos trágicos eventos llevaron a la inmovilización de la flota mundial de 737 MAX durante años y a un intenso escrutinio por parte de las autoridades regulatorias a nivel global. La compañía llegó a un acuerdo reciente con el Departamento de Justicia de Estados Unidos el mes pasado, que la exime de asumir responsabilidad penal por los accidentes.
Hasta el trágico suceso en India, el modelo 787 Dreamliner ostentaba uno de los historiales de seguridad más limpios en la aviación comercial. Si bien la base de datos de la Red de Seguridad Aérea registra que los aviones Boeing 787 Dreamliner experimentaron problemas operativos con pasajeros a bordo que provocaron lesiones, no se había contabilizado ninguna víctima mortal en incidentes previos.
Las acciones de la compañía cayeron un 5,22% en Wall Street tras el accidente en India y acumularon una baja de más del 30%. El incidente del 737 MAX 9 de Alaska Airlines en enero de 2024 provocó la destitución del entonces director ejecutivo y reavivó el escrutinio público.
Desde entonces, el fabricante sufrió enormes pérdidas financieras y retrasos en la producción, e intenta corregir fallas de fabricación y satisfacer las exigencias de la Administración Federal de Aviación (FAA).
Ante el último accidente, Boeing declaró en un comunicado: “Estamos en contacto con Air India en relación con el vuelo 171 y estamos listos para apoyarlos. Nuestros pensamientos están con los pasajeros, la tripulación, los servicios de emergencia y todos los afectados”.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.