Elecciones en Misiones: Rovira ganó con lo justo, gracias a una división libertaria tan “espontánea” como el abrazo de tu ex despues de la separacion de bienes.
El Frente Renovador de Rovira ganó con un contundente y estruendoso 28,6%. Sí, leyeron bien: veintiocho coma seis. Más que un resultado, parece una nota de química inorgánica de un estudiante dormido. El otrora todopoderoso oficialismo misionero, que antes barría con el 70% de los votos como si fuera escoba en acto escolar, ahora apenas puede barrer… pero las migas del cuarto puesto.
El festejo en el búnker fue tan entusiasta como cumpleaños sin torta. Rovira, amo y señor del micrófono, habló primero, después dejó hablar al gobernador, y al final, como quien deja que el mozo salude a los comensales, habló el candidato ganador. Pero eso sí: de pie, atrás, sin mover mucho los brazos, no sea cosa que opaque al Jefe.
Lo más jugoso del asunto: si los dos espacios libertarios hubieran ido juntos, ganaban. Pero no, porque la palabra «unidad» en el liberalismo argentino es más difícil de encontrar que señal de Wi-Fi en El Soberbio. Martín Arjol, el “radical peluca”, sacó su 8,3% por izquierda (aunque odia esa palabra), y dejó escapar la chance de tener una fiesta libertaria con globos, motosierra y ajuste.
¿Fue un error? ¿Una traición? ¿Un plan maquiavélico de Rovira con la Casa Rosada? Nadie sabe. O mejor dicho: todos lo sospechan. “Divide y reinarás”, dijo un viejo sabio misionero, que casualmente también trabaja en la Legislatura desde 1995.
Rovira, ese aliado silencioso de todos los oficialismos del universo conocido, parece haber jugado a dos puntas. Sus senadores votaron en contra de la ley de Ficha Limpia, como quien defiende el derecho constitucional a la impunidad con el pecho inflado. ¿Casualidad? ¿Causalidad? ¿Cristina? Cada uno saque sus conclusiones.
Encima, para sumar al sainete, intentaron que los policías no votaran, en un intento tan transparente como una cortina de baño. La decisión fue tan impopular que hasta los hijos de los policías empezaron a hablar bien de Arjol.
Otro que sumó votos fue Ramón Amarilla, el ex policía preso y ahora candidato por «Por la Vida y los Valores», un espacio que suena a ONG evangelista pero parece escrito por Stephen King. Amarilla se llevó un respetable 19,12% con el método tradicional del voto bronca + uniforme.
¿Y la participación? Bajísima. El 55%. Más que apatía, ya es voto intermitente. La gente en Misiones parece haber dicho: «Yo votar, sí, pero que me garanticen que al menos me pagan el colectivo hasta la urna».
Con este resultado, Karina Milei tendrá que agarrar la motosierra y cortar por lo sano en la interna libertaria misionera. Porque si en octubre no se ordenan, en 2027 se les va a escapar la tortuga… otra vez.
Mientras tanto, Rovira sigue firme. Con sus diputados, sus senadores y sus discursos eternos. ¿Será que en el fondo no perdió tanto? ¿Será que todo estaba planeado? ¿Será Rovira un Jedi de la rosca?
Por lo pronto, en Misiones ganaron los oficialismos de siempre, pero esta vez con muletas, oxígeno y una ayudita del rival. En otras palabras: un triunfo con sabor a derrota… pero con cargo público asegurado.