Se funde la heladera, pero se compra el auto. Se cae el techo, pero se estrena un Corolla. Así somos los argentinos: un país donde la inflación te alcanza antes que la ambulancia, pero vos igual te vas a la concesionaria a buscar un Cero Kilómetro. Total, si vas a llegar tarde, que sea con aire acondicionado y pantalla color.
En San Juan, sin mineria fuerte y con los viñateros llorando con los mocos pegados en las caras, las ventas de autos nuevos aumentaron un 58,6%. Es decir: o estamos todos locos, o alguien encontró la guita escondida -De la que habla Milei- en el fondo del tarro de dulce de leche. Porque si hay algo que no cambia nunca en San Juan, es que siempre estamos en crisis… pero siempre hay alguien estrenando patente.
Y eso que recién salimos del CEPO, que era como tener al dólar atado con precinto y miedo. Pero lo soltaron y, como todo argentino que se libera, el dólar ya se fue a hacer lío. Mientras tanto, el Gobierno saca medidas para que la gente “saque los dólares del colchón”, y parece que les hicieron caso: los sacaron del colchón y los metieron en la guantera del auto nuevo.
Además, bajaron impuestos, ajustaron tasas y eliminaron escalas. No sabemos si lo hicieron bien, pero suena como si hubieran editado las planillas de ARCA con Ctrl+Z y ahora todo el mundo puede pagar un SUV con lo que antes no alcanzaba para un kilo de asado.
¿Y qué hacemos con todo esto? Nada. Miramos desde el colectivo cómo pasan los empresarios -subsidiados- del transporte público de pasajeros que ahora tienen un 0km que vale más que 100 grillas salariales de los choferes. Total, el sanjuanino no necesita estabilidad ni certezas. Solo necesita un auto nuevo, lloriquear, y una ilusión que nadie se entere de donde salió la guita para ese auto. ¡En San Juan hay crisis!, pero con vidrios polarizados…