Mientras algunos creemos que San Juan es una provincia tranquila, los hechos insisten en llevarles la contra. Esta semana, la realidad volvió a golpear la puerta con una contundencia brutal: en Rawson, la Policía -una vez más- secuestró una camioneta que había sido robada. Y como si no fuera suficiente, en Capital apareció una motocicleta también sustraída. Todo bien coordinado, como si alguien estuviera abriendo una sucursal del mercado negro nacional en pleno corazón cuyano.
La UFI Genérica investiga el caso de la camioneta. Mientras tanto, la moto recuperada en Capital confirma que el menú del delito es variado: podés elegir entre dos ruedas o cuatro, según el presupuesto.
Pero lo más llamativo no es solo la frecuencia con la que aparecen estos vehículos robados en suelo sanjuanino, sino la naturalidad con la que todo parece suceder. Nadie se escandaliza, nadie se inmuta. Todas las semanas aparecen autos y motos con procedencia dudosa como si fueran promociones de supermercado. Hoy una BMW, mañana un Mercedes. ¡Todo sea por la movilidad!
¿Y los controles?, las autoridades dicen que los caminos alternativos de ingreso a San Juan están absolútamente clarificados, pero los límites provinciales tienen zonas más porosas que una esponja mojada. Las patentes truchas ya deberían tener club propio. Y por la cantidad de autos, motos, camionetas y hasta camiones robados que la polícía encuentra cada semana en distintos procedimientos, los ladrones deben mirar a San Juan como el lugar ideal para “enfriar” sus botines.
¿Esto es una casualidad?. ¿ O es una mecánica aceitada, con engranajes que alguien deja girar?. Porque si no se puede entrar una planta ni una fruta sin permiso, ¿cómo entra una camioneta o un camión robado en Bs As o en Córdoba o en Mendoza? sin que nadie lo note?
Lo cierto es que mientras las estadísticas y los discursos nos hablan de seguridad, los vehículos robados siguen llegando. San Juan, es la tierra de sol, del buen vino… y de las vehículos y autopartes calientes.