WASHINGTON.- El lapso de compasión con Joe Biden por su cáncer de próstata con metástasis en los huesos duró casi un suspiro. De los deseos de pronta recuperación del domingo, cuando se reveló el grave diagnóstico sobre el expresidente, rápidamente se pasó a las dudas, un creciente debate público y hasta teorías conspirativas, sobre todo desde sectores de la ultraderecha y hasta de la máxima autoridad de Estados Unidos: Donald Trump.
El presidente norteamericano, que el domingo le había deseado “una rápida y satisfactoria recuperación”, señaló un día después que estaba sorprendido de que el diagnóstico, dada su gravedad, no se hiciera público hace “mucho tiempo”, lo que pareció sugerir que el cáncer del exmandatario demócrata no fue diagnosticado hace poco tiempo y que podría haber sido encubierto.
“Están pasando cosas de las que no se informó al público, y creo que alguien va a tener que hablar con su médico”, señaló Trump a los periodistas en el Salón Oval, sembrando dudas sobre el proceder respecto al estado de salud de quien fuera su rival en el inicio de la campaña presidencial del año pasado.
“Esa prueba es estándar para casi cualquier persona que se somete a un examen físico, un buen examen físico”, dijo el presidente. “Nos lo hicieron los médicos de la Casa Blanca y los del [hospital] Walter Reed, que es un hospital fantástico. Yo lo hice: me hice un examen físico muy completo, incluidas pruebas cognitivas”, resaltó.
La noticia de que el expresidente, de 82 años, lucha contra un agresivo cáncer de próstata “caracterizado por una puntuación de Gleason 9 (Grupo de Grado 5) y metástasis en los huesos”, según el comunicado oficial, suscitó un debate público en Estados Unidos sobre por qué a una persona con un acceso a la mejor atención médica posible se le diagnosticó en un estadio tan avanzado una enfermedad bastante común en hombres de su edad.
Muchos cánceres de próstata en Estados Unidos se detectan con un análisis de sangre que mide el antígeno prostático específico (PSA), señalaron especialistas. La prueba es barata y puede ayudar a detectar un posible cáncer antes de que aparezcan los síntomas. Hay algunos cánceres de próstata especialmente agresivos que no segregan suficiente PSA para ser detectados en la prueba. Pero se trata de casos poco frecuentes, de acuerdo a los médicos.
Trump también aprovechó su intervención sobre el tema para cuestionar la capacidad cognitiva de Biden. “Si echan un vistazo, es el mismo médico que dijo que Joe estaba cognitivamente bien, que no había nada malo en él”, dijo Trump. “Si es el mismo médico que dijo que no le pasaba nada, se está demostrando que es una situación triste. El médico dijo que estaba bien. Y ha resultado que no es así. Es muy peligroso”, añadió.
“Lo que quiero saber es: ¿cómo es que Jill Biden no detectó el cáncer con metástasis en etapa cinco o se trata de otro encubrimiento?”, lanzó en X uno de los hijos del mandatario, Donald Trump Jr.
También el vicepresidente norteamericano, JD Vance, sembró dudas sobre el momento en el que se reveló el diagnóstico de Biden. “Realmente debemos ser honestos sobre si el expresidente era capaz de desempeñar el cargo”, dijo a bordo del avión de regreso tras un viaje oficial al Vaticano. “No creo que gozara de buena salud”, añadió.
Vance opinó que durante su mandato Biden “no era capaz de hacer un buen trabajo para el pueblo estadounidense”, y echó la culpa a “quienes lo rodeaban”, tanto médicos como asesores, de haberlo ocultado.
La activista Laura Loomer, muy cercana a Trump y que ganó prominencia en los círculos políticos de la extrema derecha norteamericana, fue más directa. “Biden probablemente tuvo cáncer durante toda su presidencia. Lo encubrieron durante cuatro años”, escribió en X.
Es claro que Biden no podía ser considerado un paciente típico, al ser el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos que además se presentaba a la reelección (de la que desistió tras intensas presiones de su propio partido). Su salud era objeto de un exhaustivo escrutinio por parte de los norteamericanos. Hubo innumerables situaciones en las que el líder demócrata parecía desorientado -como en el desastroso debate con Trump-, y su capacidad para ejercer el poder de la mayor potencia global quedó cuestionada.
“Es increíble que esto se pasara por alto, pero la verdad es que su médico estaba más preocupado por ayudar a encubrir la política que por proporcionar una atención médica de primera clase”, publicó el representante republicano Ronny Jackson, de Texas, en las redes sociales.
“No lo desarrolló en 100 o 200 días”
Ezekiel J. Emanuel, oncólogo y profesor de la Universidad de Pensilvania que formó parte de una junta asesora de Covid-19 en el gobierno de Biden, dijo el lunes en MSNBC que Biden “probablemente” tenía el cáncer “al comienzo de su presidencia en 2021”, porque “no lo desarrolló en los últimos 100 o 200 días”, o sea en el tramo final de su mandato o tras dejar el poder el 20 de enero.
Emanuel amplió más tarde en una entrevista con The Washington Post que en lo que había hecho hincapié es en que el tipo de cáncer que tiene Biden “no se desarrolla de la noche a la mañana”.
“No dije que hubiera una conspiración. Fui muy claro en que sí tenía cáncer, eso es un hecho. Que él lo supiera o no, no lo sé y ellos no lo saben”, señaló.
También quedó bajo escrutinio el médico del expresidente que había dicho en febrero del año pasado que Biden era “apto para el servicio”, tras un examen físico realizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed. Kevin O’Connor escribió en una carta en ese momento que una evaluación exhaustiva realizada por un equipo de médicos no había revelado “ninguna nueva preocupación”. Sí señaló que era tratado por apnea del sueño.
Las especulaciones también se alimentaron por las revelaciones del libro Original Sin (Pecado original) de los periodistas Jake Tapper y Alex Thompson.
“El pecado original de la elección 2024 fue la decisión de Biden de postularse a la reelección, seguida de agresivos esfuerzos por ocultar su disminución cognitiva”, escribieron Tapper, presentador estrella de la CNN, y Thompson, reportero del sitio Axios.
Trump -el segundo presidente de mayor edad en Estados Unidos, con 78 años- se somete a pruebas de detección, según ha revelado la Casa Blanca. El mes pasado dio a conocer los resultados de su prueba de detección de cáncer de próstata, que mostraron una puntuación normal. Barack Obama hizo pública su puntuación de PSA cuando era presidente, al igual que George W. Bush.
No fue informado públicamente si Biden se había sometido a pruebas regulares de PSA antes de su diagnóstico, y las pruebas de cáncer de próstata para hombres de 80 años no se consideran un tratamiento estándar. El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos, un panel de expertos respaldado por el gobierno que hace recomendaciones de salud preventiva, desaconseja el cribado de PSA para los hombres de 70 años o más, debido a la preocupación por los falsos positivos y el tratamiento excesivo de las formas de bajo riesgo de la enfermedad.
El hijo mayor del expresidente, Beau, murió de cáncer cerebral en 2015, a los 46 años, lo que llevó a Biden, entonces vicepresidente de Obama, a lanzar su iniciativa Beau Biden Cancer Moonshot para acelerar las investigaciones en la lucha contra la enfermedad.