Olvidate de la economía ortodoxa, de la escuela austríaca y de Milei rompiendo billetes en cámara: el nuevo plan es agarrarse de la banquina con los dientes hasta octubre y rezar para que Adorni parezca Churchill en TikTok. La Casa Rosada tiene un solo objetivo: que Javier Milei llegue a las elecciones sin que se le note que el país huele a cable pelado.
Esta semana arrancaron con un ballet de anuncios tan sobreactuado que hasta los gatos del INDEC se sintieron optimistas. El «Jubileo de Dólares», una especie de Papá Noel financiero, fue suspendido porque a Caputo se le mezclaron las pestañas del Excel y no quiere que lo llamen a Comodoro Py por tirar cohetes con billetes ajenos.
El plan económico es simple: pisar las paritarias como cucaracha, congelar tarifas hasta que se le congele la cara a Dipy, y sostener el dólar con una sonrisa falsa y una manito amiga del BCRA que cada vez tiene menos manos y más “ayudame que me caigo”.
Pero claro, esto va a contramano del evangelio mileísta, ese que dice que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario, como si fuera magia negra. Ahora, con Caputo en modo “Doctor Remarcación Cero”, el dogma austríaco quedó guardado en el placard junto al disfraz de Batman que usaban cuando creían en el libre mercado.
Javo + Toto = La dupla del Apocalipsis Dulce
Milei y Caputo están tan convencidos de que la inflación baja a fuerza de voluntad que ya casi lo logran por hipnosis. El objetivo: romper el piso del 2% como si fuera una piñata en el cumple de Karina, mientras los salarios corren con una sola pata y el dólar está tan reprimido que parece adolescente en colegio de curas.
Encima, Argentina sigue en el podio latino de la inflación, solo superada por Venezuela, que juega en modo “nivel infierno”. Pero a Toto le importa un bledo: él quiere que Javier gane y Mauricio se jubile. “Macri ya fue”, repite mientras le tira piedras al búnker del PRO con una onda casera y el Gordo Dan como cargador humano.
Karina, por su parte, ya sueña con ser la Margaret Thatcher de Lugano. Desprecia a Caputo, odia a Lule, escupe el café cuando le nombran a Menem (el clon barato), pero igual se aguanta. Total, el plan es robarle lo que queda al PRO, como quien se lleva el cuchillo del asado antes de que venga la policía.
Intentaron seducir a Santilli con puestos en la Aduana, Arsat y el Banco Nación. Básicamente, le ofrecieron cambiar figuritas de Macri por cargos con moño. Santilli pidió tiempo, calculadora, y una bendición de Carrió. Todo sigue en veremos.
Mauricio, mientras tanto, los mira como abuelo que espía a los nietos romper el televisor. Desde el fondo murmura: “Están locos. Son dementes.” Y sí, tiene razón. Pero también perdió la manija hace rato.
Las encuestas secretas, los empresarios y el reality del poder
Una encuesta de esas que no circulan ni en WhatsApp muestra algo claro: Santoro arriba, Adorni corriendo con rueditas, Lospennato sorprendiendo y los empresarios llorando en la ducha.
El Cicyp eligió presidenta y, para que no falte nada, ganó Bettina Bulgheroni, amiga de Karina. ¡Una petrolera preside la cámara empresarial! Argentina: donde los ricos se abrazan y se apuñalan en el mismo brindis.
Milei-Cristina: el pacto menos romántico del siglo
Los banqueros londinenses están tan confundidos que en vez de preguntar por Vaca Muerta, preguntan si Cristina vuelve. Parecen adictos al terror político. ¿Puede volver? ¿Está habilitada? ¿Tiene Wi-Fi? Nadie sabe.
Y acá viene el postre: el supuesto pacto Milei-CFK, un Frankenstein político armado con cinta de embalar y whisky caro. ¿Qué incluye? Blindaje para Karina, candidatura para Cristina, reparto de jueces como si fueran bombones en Año Nuevo, y una Corte Suprema armada como equipo de paddle.
Todo esto, mientras Guillermo Francos corre con un matafuego atrás de los quilombos de Caputo, que se mandó a cerrar con Rovira a espaldas de Javier. En Casa Rosada ya lo llaman “El Pibe Autónomo”.
Y como si fuera poco: Capítulo China
Después de prometerle a Trump que no iba a ser comunista ni aunque le regalaran un panda, Milei ahora quiere hacer las paces con Xi Jinping. ¿Cómo? Reactivando las represas en Santa Cruz y dándole una patada ninja a Electroingeniería. Ahora pelean Sacde, Panedile y Techint para ver quién se queda con la obra, como si fuera un capítulo de «El Precio Justo» con Lita de Lázzari resucitada.