MADRID.- Las autoridades aeroportuarias de España restringieron el acceso al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas durante algunas partes del día para evitar que más personas sin hogar duerman en sus terminales, en medio de la crisis que enfrentan por las más de 500 personas que pasan sus días en la terminal 4 desde hace meses.
Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) informó que durante las horas con menos salidas y llegadas solo se permitirá la entrada a Barajas a los viajeros que tengan tarjeta de embarque, a los empleados del aeropuerto y a los acompañantes de personas con boleto.
Esto en el marco de que desde hace meses el aeropuerto de la capital española se volvió el lugar en el que muchas personas sin hogar se refugian. Con bolsas de dormir, carritos y bolsos que ocupan varios espacios, las familias se ubican en varios de los rincones y cerca de los baños.
AENA dijo esta semana que había pedido ayuda a las autoridades municipales de Madrid para abordar el problema hace meses, pero no había recibido ayuda suficiente. “Los aeropuertos no son lugares preparados para habitar, sino que son infraestructuras exclusivamente de paso, que no tienen en ningún caso las condiciones adecuadas para pernoctar”, afirmó la organización en un comunicado este miércoles.
A raíz de esta situación se generó un cruce de acusaciones entre las autoridades locales, regionales y estatales. El gobierno del presidente Pedro Sánchez aseguró que el tema de las personas sin hogar es competencia de la Comunidad de Madrid y que no se registraron solicitudes de asilo. “El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 no tiene competencias en atención directa. Estas situaciones de vulnerabilidad relacionadas con las personas sin hogar o con la atención a personas migrantes que se están dando en el Aeropuerto de Barajas son competencia exclusiva de los gobiernos autonómicos”, explicaron desde el departamento que dirige Pablo Bustinduy.
Y añadieron: “Es cada gobierno autonómico, en base a sus competencias, el que decide la forma en la que entiende cuál es una necesidad básica y qué cubre”.
En respuesta, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, indicó que la situación de Barajas es “inasumible e impropia” de un país como España, pero se ofreció a “colaborar en lo posible” para abordar la situación. “Como tantas cuestiones que pasan en el aeropuerto, en tantos sentidos, no quieren arreglarlo. Es la puerta de entrada a Madrid, a la capital de España, y les da igual. Pero también les da igual la situación de todas estas personas”, criticó la dirigente.
Mientras la política se pasa la pelota, el sindicato Alternativa Sindical Aena/Enaire (Asae) tomó cartas en el asunto y le envió una solicitud oficial a la Oficina del Defensor del Pueblo para pedir el “desalojo urgente” de las personas que viven y pernoctan en el aeropuerto. Según consideraron, el espacio se convirtió en una “ciudad sin ley”.
“Vimos de todo, amenazas, robos… La gente tiene mucho miedo de ir al parking, por ejemplo, sobre todo las mujeres de noche. En los turnos de madrugada nos contaban unas compañeras que tienen muchísimo miedo de ir porque aquello se convirtió en un sitio sin ley», detallaron en un comunicado, mientras que ofrecieron como solución que se armen “carpas o módulos prefabricados” para mover a la multitud a otro sitio.
Las imágenes de los viajeros que pasan por la terminal muestran a las personas colmadas de objetos personales como mantas, cajas y bolsos, y, en muchas ocasiones, bajo los efectos de lo que parece ser el consumo de estupefacientes.
A su vez, los trabajadores denunciaron sufrir picaduras de insectos producto de la suciedad y la acumulación de basura que relacionaron directamente con las condiciones de falta de higiene de parte importante del grupo de personas que viven en el aeropuerto.
Ante las quejas, las autoridades enviaron a una empresa de fumigación para que controle la aparente plaga de chinches, garrapatas y cucarachas que afecta al establecimiento. Debido a esto, las ONG que buscaban asistir a las personas sin techo no pudieron ingresar con los alimentos que llevaban.
Agencias AP y Europa Press