Se conoció que el gobierno provincial construrá una rotonda en Ruta 20 y calle Gorriti, en Santa Lucía. Se estaba «evaluando», sí. Esa palabra tan linda que en político básico significa: «tiramos la idea, si podemos la hacemos, si no, bueno… ya fue».
El ministro Fernando Perea —sí, ese que maneja Infraestructura, Agua, Energía y probablemente también el control remoto del televisor en su despacho— dijo que el proyecto ya está listo, que la licitación sale “a fin de mes o principios de mayo” y que la obra durará de 6 a 7 meses. O sea, como un tratamiento capilar: arranca con esperanza y termina con resultados inciertos.
El presupuesto ronda los 250 millones de pesos. Aclaramos: de los pesos de hoy, no de los de mañana, porque con la inflación galopando como burro loco, para cuando compren el primer saco de cemento, ya no alcanza ni para un adoquín de souvenir.
La rotonda, dicen, será de 80 metros de diámetro, o sea, más grande que la zona de influencia de algunos diputados. Tendrá doble carril, sendas peatonales y señalización como para que no se pierdan ni los autos, ni los políticos en campaña.
¿Y por qué ahí? Porque es una zona complicada, con más tránsito que una peatonal en Navidad y más accidentes que la carrera política de ciertos ex ministros de mineria que les gustaba tocarle la cola a las secretarias. Además, está Yaguar, Café América… lugares donde uno va por yerba y sale con 17 kilos de galletas y dos sillas plegables. La congestión vehicular en esa esquina es tal que, si uno reencarna, seguro muere otra vez ahí.
Claro que la obra no fue mencionada por el Gobernador Marcelo Orrego en el inicio de sesiones. Aparentemente, la rotonda no alcanzó el glam de la Terminal de Ómnibus ni la sexy repavimentación de Avenida Libertador. Pero igual entró en la lista de “cosas importantes”. Como el primo que no invitaron al casamiento pero cayó igual y se sirvió tres platos.
La promesa es que, si todo sale bien, la rotonda estará lista a fin de año. Lo cual en idioma político significa: “Con suerte, antes de que a Papá Noel lo agarre un inconciente a velocidad máxima”.
Además, el proyecto será ejecutado “en conjunto con Vialidad Provincial y Vialidad Nacional”. O sea, como cuando dos personas manejan un auto a la vez: uno con el volante, otro con los pies. ¿Qué puede salir mal?
En resumen: si no pasa nada raro —tipo que se caiga el presupuesto en un agujero negro, que cambie medio gabinete, o que alguien descubra que la rotonda es en realidad la tapa de un pozo petrolero— los sanjuaninos podrán girar en círculos, pero con seguridad y sin riesgo.