En una tarde que prometía más que final de la serie de TV, el Gobierno de San Juan se sentó con los gremios docentes UDAP, UDA y AMET para la tercera temporada del drama “A ver si nos pagan lo que queremos”. La cita arrancó a las 14:30 en el Centro Cívico, porque las 14:00 era muy temprano y a las 15:00 ya es hora de mate.
En la mesa estaban el ministro de Economía, Roberto Gutiérrez (que llegó con la calculadora caliente), y la ministra de Educación, Silvia Fuentes (con sonrisa diplomática y mate en mano). También aparecieron la secretaria de Hacienda, Mariela Mingorance, y la secretaria de Educación, Mariela Lueje, formando el “dream team” de la contabilidad fina y la paciencia infinita.
El Gobierno presentó una nueva propuesta salarial. No dieron el número exacto, pero aseguraron que está pensada para “compensar la inflación acumulada” y “dar previsibilidad” a los sueldos. Traducción: “no se emocionen que la caja no es mágica”.
Los gremios escucharon con la misma cara que un alumno cuando el profe dice “la prueba es sorpresa”. Los docentes al salir comentaron muy irónicamente que «estamos calculando si con el aumento podemos comprar algo más que pan y aceite; otros, directamente, que saben el idioma mendocino estaban pensando en pasarse a enseñar en el patio trasero de San Juan.
El clima fue cordial, pero tenso: los gremios con la vara alta y el Gobierno con la billetera cerrada como heladera de estudiante. Nadie levantó la voz, aunque se escuchó un tímido “mmm” de desaprobación que retumbó como trueno en el salón.
La reunión terminó sin humo blanco, sin pancartas y sin aplausos. Solo la promesa de “seguir conversando” —frase que, en política salarial, significa “nos vemos la semana que viene para decir lo mismo con otras palabras”.

